¡¡Ya están aquí las tan esperadas vacaciones!! Queda atrás el despertarse pronto para repasar los exámenes y esos madrugones para entrenar dos días por semana atletismo en el colegio (entraban una hora antes de empezar las clases). Ya no se verán diariamente con sus colegas de pupitre y amigos de clase.
Cada uno planifica su verano de manera diferente: unos se apuntarán a algún curso de idiomas o de deporte, otros trabajaran para ayudar a la familia o para ahorrar para sus pequeños gastos del curso que viene… Cada uno a su manera, pero hay que planificar bien el verano de nuestros hijos, pues dos meses y medio son muchos días. Y más sabiendo que los que trabajamos tenemos solo, si eso, un mes de vacaciones.
En casa, junto con mi marido, al ser tantos cogíamos papel y lápiz y apuntábamos. A qué colonias o campamentos quería ir cada uno. Campamentos que aportaran al crecimiento personal de cada hijo en otro ambiente fuera del ámbito familiar. Campamentos con valores y que ayuden a crecer a nuestros hijos en servicio y darse a los demás. O qué voluntariados querían hacer: hay muchos por todo el mundo. Pero no hace falta coger un avión. Seguro que en tu misma ciudad encuentras alguno.
Os dejo con algunas ideas que se me han ocurrido:
- Tiempo de libros. Llevar en la maleta cada uno sus libros en función de las edades. En casa solemos hablar durante la cena del libro que están leyendo en ese momento. En el salón hay libros encima de la mesa y por todas partes… a ver si se “contagian” los que aún no les ha picado el gusanillo de la lectura.
- Tiempo de deporte. Sabéis que somos una familia que nos apasiona el deporte. A todos desde bien pequeños les hemos apuntado en el colegio a extraescolares deportivos. Cuando eran más pequeños aprendían a nadar y a ir en bici en verano. Ahora más creciditos perfeccionan su estilo. Y los mayores son los profesores de los pequeños. Tanto en fútbol como en pádel. Nos encanta hacer excursiones juntos y explorar la naturaleza. Hay días que andamos dos horas diarias. La semana que hacemos un tramo del Camino de Santiago podemos llegar a andar de 5 a 6 horas en un solo día.
- Tiempo de cocinar. No todos saben pero en verano aprenden a cocinar lo básico. Incluso hacemos una semana “Master Chef” por parejas, un mayor con un pequeño, y yo soy la juez. Os tengo que decir que es una verdadera competición y esa semana comemos de “lujo”. Miran revistas de gastronomía, trabajan la decoración incluso con flores… Nos sorprenderíamos de lo que son capaces de hacer nuestros hijos.
- Tiempo de aburrirse un poco sin juegos de ordenador ni tele. En verano hay que limitar el tiempo de las pantallas. Pues si dejamos que piensen nuestros hijos, podrán crear nuevos juegos y desarrollar su creatividad. ¡¡Qué bueno es pensar!!
- Tiempo de limpiar. En casa estamos de vacaciones pero las labores de limpieza alguien las tiene que hacer. ¿Y quién las hace? Entre todos. Tenemos la suerte de ser muchos y así en menos de una hora está todo hecho. Una semana te toca barrer, otra polvo, otra fregar, lavadoras, recoger ropa o limpiar baños. La plancha no la pongo pues no la utilizamos. Las sábanas después de secadas se vuelven a poner las mismas. Y el resto de ropa cuando la recogemos la doblamos y directo al armario. Hay un encargado de toallas de piscina.
- Tiempo de mesa. Poner y sacar la mesa y recoger el lavaplatos es una tarea que se repite tres veces al día: desayuno, comida y cena. Mis hijos son muy tragones como bien sabéis. Cada día de la semana le toca a uno. Solemos empezar por Rafa, el peque, los lunes, luego Lolita el martes y así hasta los que estamos. A veces me preguntáis ¿y tú qué haces? Pues organizar todo y hacer lo que no hacen o ayudarles, pues muchas veces les da pereza hacerlo…
- Tiempo de hablar. Sí, tiempo de hablar mucho, de retomar aquellas conversaciones que dejamos a medias por no tener tiempo. Me gusta traer temas de conversación nuevos a la mesa y darles criterio. Comentar una noticia del periódico, hablar de alguna actuación o comentario de algún amigo. Me encantan esas tertulias interminables cuando cae la noche: el fresquito de la brisa, los ruidos de la naturaleza, la luz de las estrellas… Reírnos y disfrutar todos juntos contando diferentes aventuras.
- Tiempo de darse. Primero a tu familia. Cuidar a la abuela enferma o a la tía ya mayor. En todos los pueblos hay alguna residencia de ancianos. Se puede ir a cantarles o simplemente charlar con ellos. Dar de nuestro tiempo. Y como he dicho más arriba, siempre se puede buscar un voluntariado en la ciudad.
- Tiempo de amigos. Ojo a la hora de escoger los amigos. Hay algunos que te aportan y te ayudan a crecer y otros que no son una buena influencia. Todos conocemos a personas que desprenden energía negativa, por decirlo de una manera. Los amigos tienen que ayudarse, pasarlo bien, reírse juntos, hacer deporte, compartir, e incluso llorar juntos. Son aquellas personas que están a tu lado cuando lo necesitas. Quien tiene un buen amigo tiene un tesoro.
- Tiempo de pensar. Hemos de pararnos y ver hacia dónde queremos dirigir nuestra vida y familia. Yo cada día medito un rato. Lo necesito. Somos cuerpo y espíritu. Así como cuidamos una buena alimentación y hacemos deporte, hemos de cuidar lo espiritual nuestro y de nuestros hijos. Desde bien pequeños les enseño.
En fin, ¡¡¡vivan las vacaciones y viva el verano!!! Si lo planificamos bien lo disfrutaremos más 🙂
Tanto que hablas de amistad , y aunque sólo sea por respeto , no entiendo de ninguna manera que tal día como hoy y habiendo fallecido nuestra querida Teresa Cardona , en el trágico accidente de Costa de Marfil , y aún habiendo niñas hospitalizadas , aqui te dediques a hablar de las vacaciones y de pasarlo bien …
Y en el Instagram cuentes lo bien que lo pasáis en la playa .
Me parece vergonzoso .
Acaso , todas tus hijas no han ido a Canigó ? , y tú también la conocías . Ni siquiera le has puesto un recuerdo para ella
Como siempre , mucha retórica , pero muy poca verdad .
D.E.P TERESA CARDONA
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