Empieza un septiembre lleno de incertidumbres y oportunidades. La crisis sanitaria del Covid ha arrastrado a una crisis económica, social, política, de ideas… Es verdad que estamos en tiempos difíciles y diferentes. De profundos cambios. Esto va a hacer que trabajemos más el cerebro y nuestra inteligencia para salir de esta situación a nivel mundial. Las épocas de grandes crisis son épocas de grandes oportunidades.
Hay que saber estar en el sitio adecuado y en el momento adecuado. Encerrado en casa no aparecen las ofertas y oportunidades. Cada vez me llegan más emails y wasaps de personas que han perdido su trabajo y los jóvenes que se incorporaban ahora al mercado laboral no lo están consiguiendo. Yo misma: en junio se incorporaban 3 hijos míos y una, después de estar casi en la quinta entrevista… todo parado.
En casa estamos muy concienciados de la nueva situación que nos está tocando vivir. Ya desde el comienzo de la pandemia la frase era “estamos en situación de guerra”; ósea, guerra al capricho. Se ha reducido la cesta de la compra mensual considerablemente. Sobre todo, de productos que no son de primera necesidad. En cuanto a los planes familiares, intentaremos hacer solo los que el coste sea cero. Ir a la playa es gratis; subir una montaña también. Hacer deporte juntos al aire libre, visita de museos gratuitos… ¡¡Imaginación al poder!! Y como somos tantos pensando, seguro que se nos van a ocurrir muchos planes. Mi hijo Tomás con 13 años es el encargado de planificar los planes familiares del finde. ¿Lo conseguirá?
Quiero aprovechar este post para pedir disculpas, pues reconozco que no siempre he dado ejemplo a la hora de llevar la mascarilla. Rectificar es de sabios. En casa con mis hijos y los amigos con quien hemos convivido no la llevamos puesta. Pero cuando salimos a la calle sí, sobre todo cuando estamos con personas mayores o de riesgo. También tenéis que saber que soy un poco presumida y para la foto me gusta quitarme la mascarilla, que ayuda a quedar más favorecida…
Hablando de los mayores: siempre hemos de guardar las distancias. Mi suegra Julita, a punto de cumplir 93 años, ha pasado el covid y está feliz de que sus nietos le visiten. Hemos de llamar a las personas mayores, hacerles un rato de compañía con la prudente distancia, escribirles. Detalles de cariño. Sabéis que este verano hemos hecho mermelada de ciruela. Pues estoy visitando a mis tías de más de 90 años y les regalamos la mermelada “home made”. Están felices pues al pasar los años les encanta el dulce. Pepa ha sido la encargada de hacer las etiquetas y de recortar el trozo de tela para que el tarro quede mejor.
Hablando con un médico este verano nos comentaba que el virus ha perdido su fuerza y está debilitado. Así que, cuidando y siguiendo los protocolos sanitarios que nos han dicho, no hay que tenerle miedo. El miedo paraliza y te impide pensar, moverte y hacer. Hemos de volver a nuestras rutinas. Guardando las distancias. Hemos de volver a quedar con nuestros amigos. Vernos y charlar. La persona humana es un ser sociable por naturaleza. Tenemos que rozarnos, aunque sea a distancia. Palpar, ver y oír. Necesitamos hablar con los amigos y apoyarnos unos a otros.
Este verano hemos tenido la suerte de estar cerca del Santuario de Torreciudad, en el Pirineo Aragonés. Me ha impresionado la cantidad de peregrinos que se han acercado a rezar por el fin de la pandemia y de la crisis. Unos me decían que venían de otros Santuarios: de Lourdes, de Covadonga, del Pilar… en momentos difíciles las personas sensatas saben dónde acudir. Para buscar paz y quitar esos miedos que todos tenemos dentro.
Entre todos saldremos adelante. Pero no esperemos a que los políticos y los dirigentes de los diferentes países nos saquen del hoyo. Yo les pregunto a mis hijos “¿Qué has hecho para levantar tu casa, pueblo, ciudad, país… hoy?”
Sí, saldremos de esta, pero con mucho esfuerzo y sacrificio por parte de todos. Al hombre nos encanta los retos. Y ahora estamos en uno de ellos. Lo superaremos y demostraremos que sí podemos.
Tu hija Maggie da poco ejemplo. Sólo sabe poner stories en bares, restaurantes, de vino (con un padre muerto por cáncer de hígado debería tener cuidado), fumando siempre… (ojito al cáncer) y parece que no se priva de nada. Me caes muy bien Rosa, pero no entiendo la vida en pandemia que tienen algunos de tus hijos o tú misma con tanta relación de amistades. La mascarilla protege, pero más si estamos en familia y evitamos ir de un lado para otro con unos y otros por las terrazas. Julita puede volver a pasar el virus y morir, porque no es inmune y tu hija Maggie es bastante descuidada. En fin, suerte a la familia y no os encomendéis a Dios que las irresponsabilidades no las cura.
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Gracias como siempre por tus palabras y ejemplo de familia. Os quiero. Mua.
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