Ropa de los niños

Muchos me habéis pedido que escriba un post sobre la ropa: cómo lo hago con tantos hijos,  cómo les visto… Muchas de las cosas que os voy a contar lo he vivido yo en mi familia desde que era pequeña, pues de mis padres he aprendido mucho.

Cuando mis hijos son pequeños les visto a todos igual por varios motivos: funcionalidad, más fácil escoger la ropa, no se pelean, fácil de localizar si se pierden en el parque…

Durante la semana es fácil, pues van con uniforme. El fin de semana me preguntan “¿Qué toca hoy?” y les digo el conjunto rojo, o el verde, o los tejanos dependiendo de dónde vayamos (a un museo, a una excursión a la montaña…). El fin de semana no solemos estar mucho en casa, pues vivimos en un piso y los niños necesitan correr al aire libre. Así que siempre hemos intentado hacer planes fuera: ir a ver el partido de fútbol o de básquet y por la tarde después de comer ir a algún museo o ir a patinar por la Diagonal.

Intento que los vestidos de mis hijas sean estampados y me gustan con mucho color. El blanco no me gusta mucho, pues al minuto se ve si se han manchado de tomate de los macarrones de la comida… Mis hijas se ayudan unas a otras a abrocharse los botones y, si los botones están detrás, se ponen en fila y así es más fácil.

Los zapatos suelen ser sin cordones (es imposible atar los cordones de 10 niños). Mi primera hija tenía un zapato para cada vestido, pero la experiencia te enseña que con unos zapatos es suficiente. El día que se rompen se arreglan o se van a comprar otros. También tienen unas bambas y unas zapatillas. Y los chicos botas de fútbol, claro 🙂

La suerte de las familias numerosas es que todo se recicla y se hereda. También al ser tantos el espacio es limitado. O sea, cuando se compra un conjunto nuevo ha de salir otro del armario. En primavera solemos comprar un conjunto para las comuniones y fiestas. Las marcas no suelen entrar en casa. No vamos a pagar por una camiseta 5 veces más por tener un distintivo x. Yo les explico y lo entienden, pero la presión de la sociedad y los amigos a veces es muy fuerte. Lo que tienen de marca o se lo han comprado ellos o lo han heredado de algún amigo o familiar. Para vestir bien no hay que tener la ropa más cara. Hay que ser creativos y reciclar piezas poniéndoles un toque personal con algún accesorio diferente.

Me esmero en educar el gusto. Según tengo entendido, el término elegancia viene del latín, que significa escoger, elegir. Es importante saber llevar la ropa adecuada en cada ocasión: ni vas con traje a la playa ni con bañador a la iglesia… A mis hijos y a sus amigos que vienen por casa a veces les tengo que recordar: “te has equivocado, ahora estamos en la ciudad y no en la playa”. Mis hijos cuando les abren la puerta  de casa ya me hacen gestos “mamá, no les digas nada… que no se atreverán a volver…”. Les digo con mucho cariño y al día siguiente vuelven a casa con una sonrisa, pues saben que les quiero. Los amigos de mis hijos son mis amigos.

A mis hijos también les educo en el pudor, que sepan defender su intimidad y revelarla en la medida adecuada. A mis hijas les digo que sus amigos se tienen que fijar en ellas y no en sus piernas o pechos por la manera de vestir.

Para los vestidos de fiesta se pueden encontrar grandes oportunidades online. Una de mis tiendas favoritas para niños es Primark. La ropa interior, que se gasta mucho, los calcetines y los pijamas son muy económicos y a mis hijos les encanta.

No hago cambio de armario de verano a invierno. Tengo todo a la vista. Así que me ahorro el trabajo del cambio de armario por temporada. Pero para eso hay que descartar lo que no te has puesto en una temporada y darlo o reciclarlo. Si ves algo en el armario que no has utilizado durante un año… Ánimo y nada de acumular ropa. El orden da mucha paz a las familias.

Y cuando ordeno un armario nunca lo hago sola, siempre con los hijos para enseñarles.